domingo, 22 de mayo de 2016

Visus interruptus


La semana pasada tocó carne, esta toca pescao. La de hoy es una ruta que ya hemos hecho (al navegante se le agotan las ideas...), pistera y rodadora con el picante final de la subidita al Cerro del Viso; y la vuelta por el mismo sitio.

Es más empinada de lo que parece
Puente sobre el Jarama
Con el cerro en el punto de mira
El castillo de Aldovea
Pues nada, carreterita de Coslada, parque del Esparragal, cruce de la Cañada Real, cerro de La Herradura (¡bajadote adrenalíticooo!), la Chopera, el castillo de Aldovea, la ribera del Henares, el puentecillo desvencijao, el camino chulo por la falda del cerro, el tiro con arco, el "por aquí no se puede pasar", el "basta ya de poner puertas al campo", y... comienza el tramo interesante de la jornada.

La ribera del Henares
El puente desvencijao
Faldeando hacia adelante
Faldeando hacia atrás
La subida al Cerro del Viso es corta pero intensa (por este lado). Se ganan 200m de altura en 2km (echad cuentas) sin descanso alguno. Así que cada uno coge su marcheta y vamos coronando: Primero Puchi, al momento Jesus, luego Alfonso y luego..., y luego..., ¡riiing, riiing! Miguelo, que ha roto el cambio. Bueno, que la patilla está más retorcida que el cerebro de un psicópata.

En todo lo alto
Sí, al fondo se ve Vicálvaro
Cortamos y convertimos la mtb en una preciosa fixie, pero la cadena se encaja en el plato grande y el piñón pequeño y, claro, aquéllo no hay quien lo mueva. Establecemos el punto de evacuación en la estación de cercanías de La Garena que sobre el mapa (y en línea recta) no queda lejos. Sin embargo al llegar al lugar donde se supone que podríamos cruzar el río... ¡sorpresaaa! Es la entrada/salida de una finca particular y la verja está tan concienzudamente construida que ni los caracoles pueden pasar.


Miguelo salta, Alfonso salta y, con la ayuda de otro biker que quiere entrar, pasamos todas las bicis. Pero cuando le toca el turno a Puchi... ay, ay, ay... que no, que no y ¡que no! En ésas estábamos y va y aparece el dueño de la finca en su 4x4. Menos mal que el tío era enrollao. Apenas se mosqueó y tras las advertencias de rigor abrió y pudimos salir ¡por la puerta grande!


Ya en la estación y con el bajón del momento, decidimos regresar todos en el tren y ahogar nuestras frustraciones en alcohol. ¡P'habernos matao, oiga usté!



Y el track:

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